LOS SECRETOS DE UNA HISTORIA
- Maira Leticia Rivera-Pinto
- Sep 29, 2023
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En esta segunda parte de la historia, ninguno de los gobernantes se destacó por su honestidad, ninguno cumplió con el alto honor del que fue investido, ninguno tuvo la férrea convicción de que las leyes debían ser aplicadas a todos los niveles, comenzando por el presidente, de que la Constitución debía ser respetada en todas sus partes, de que el Derecho debía ser utilizado en favor del pueblo y las penas aplicadas solo al verdadero culpable. Ninguno de ellos respetó o hizo respetar la Constitución.
Si bien era cierto que el progreso del país tuvo un auge por las altas producciones de café, la introducción de industrias extranjeras, también por las corrientes internacionales de los inventos, como el bombillo, haciéndose la luz en la capital; del transporte, como los ferrocarriles; de las comunicaciones como el telégrafo, cable telegráfico interoceánico, electricidad y agua por cañerías, todavía se debatía la constitución para beneficio del mandatario.
La ignorancia del pueblo facilitaba la conculcación de las leyes por parte de los que tenían en sus manos el destino del país, y el ejército, desviado de sus principios, era el instrumento de la tiranía.
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